Antes de comenzar, explicamos qué es el Pin
Parental: Se entiende como autorización expresa que han de dar las familias para que
sus hijos asistan a algunas de las actividades complementarias del centro y que serían tales como “Charlas o talleres con carga
ideológica o moral contrarias a sus convicciones” (entrecomillo porque así se
ha indicado en las intenciones normativas). Hay que señalar que estas
actividades forman parte del currículum oficial y, por tanto, obligatorias y
evaluables. Actualmente, las familias
tienen información de todas las actividades complementarias que se organizan en
los colegios y, no confundir, se pide autorización cuando dichas actividades
implican salida del colegio.
Esto no va de derechas ni izquierdas, de partidos políticos o
incluso de patria potestad (quizás muchos se han quedado con la introducción de la ministra en sus
declaraciones, puede que no muy bien utilizadas, y no se ha ido más allá para
entender el contexto. De ello se han aprovechado las guerras políticas)
Es
necesario diferenciar convicciones familiares de derechos humanos. El
desarrollo y respeto a los derechos humanos no debe ser una convicción sino un
deber constitucional que los docentes, desde la educación, tenemos que transmitir. Y debemos hacerlo
porque los niños son sujeto de derecho propio como así lo recoge la
Constitución y la Convención de derechos del Niño (Naciones Unidas).
Como
la educación es un derecho de los hijos no se debe vetar aquellas que
precisamente educa en valores y desarrollando respeto a la diversidad, la
igualdad, convivencia… permitiendo
construir una sociedad cada vez mejor. Los valores se tratan en el currículum de manera
transversal, completando la formación integral del niño. En este sentido, es cierto
que las familias transmiten valores fundamentales a sus hijos, pero la escuela
ejerce la impronta de unos valores universales más allá de las áreas de
conocimiento.
Se comentan
que estas actividades adoctrinan y no es, ni mucho menos, así. Estas
actividades forman para, entre otros valores ya citados, cuestionar el adoctrinamiento, aprender a
pensar, a razonar, a analizar la realidad que nos rodea. El desarrollar el
pensamiento crítico es uno de los pilares de la escuela y no debemos privar al
alumnado de ello porque es necesario para formarse como persona y convivir en
sociedad.
Todo
esto nos puede llevar a condicionar materias. Un ejemplo: Imaginad que los “terraplanistas”
no quisieran que en clase se hablara de la rotación y traslación; o aquellos
que no permitieran hablar sobre cómo evolucionan las especies.
Al
final, esto no hace más que poner en duda la labor de la enseñanza pública y el
rigor con en el que en ella se trabaja. Los docentes estamos muy convencidos de
lo que hacemos y así lo explicamos a las familias. Confiad en que todo lo hacemos con sentido común, déjense de guerras, de buenos y malos, que no hacen más que politizar la
educación, porque esto no va ni de derechas ni de izquierdas, es de formar unas
personas que convivan en una sociedad
cada vez mejor, y para ello contad con nosotros.