En este artículo, en la línea de
lo escrito en el de titulado SENSACIONES, quiero relacionar o establecer un
paralelismo entre el aprendizaje en el colegio y la práctica deportiva.
Dicen que el esfuerzo lleva al
éxito. Estoy de acuerdo aunque yo aportaría algunos matices y, para ello, vamos
a ejemplificarlo con el entrenamiento de un deportista (no necesariamente de
élite).
Primero dar mi concepción de ÉXITO,
que sería todo aquel progreso tomando como referencias mis posibilidades
(incluimos, por tanto, lo relacionado con mayor o menor talento). No puedo ganar Roland Garros pero
con esfuerzo (y teniendo en cuenta mis posibilidades) puedo llegar a ganar el
torneo de mi provincia, de mi club, a mi amigo que siempre me ganaba…etc. A
partir de ahí voy subiendo a niveles posteriores, nuevos objetivos. No está
dentro de mis posibilidades la matrícula de honor pero sí tener la ESO, un
Ciclo formativo, una diplomatura, una licenciatura…
Todo ello con ESFUERZO (como perseverancia
para conseguir algo dentro de mis posibilidades) pero bien encauzado, con
sentido. Soy corredor de fondo y me esfuerzo por ser mejor, pero mi esfuerzo
está encaminado a desarrollar unos brazos musculados, con fuerza, de gran
potencia… dedicando horas y horas. Este
ejemplo es exagerado pero sirve como para indicar cómo todo esfuerzo no tiene
por qué llevar al éxito. Me puedo
frustrar pensando que a pesar de mi esfuerzo no consigo ni siquiera correr
veinte minutos seguidos.
Vamos a llevarlo al ámbito
escolar. Estudio todos los días, hago la tarea, me “encierro” en mi habitación…
pero no consigo aprender (¡ojo!, “aprender”, que es el objetivo y no “aprobar”.
Como ya publiqué en “Enseñar a aprender, enseñar a estudiar…”). Tengo buena
actitud, me esfuerzo pero no hay éxito. Tendríamos que optimizar el esfuerzo: saber cómo, cuándo y en qué debo esforzarme.
Por tanto, el ESFUERZO debe ser
INTELIGENTE (hacer lo correcto utilizando estrategias que faciliten en el
colegio, estudiar para aprender y no para repetir lo que pone en el libro,
preguntar, buscar, investigar…). Todo ello con ayuda del maestro para que el
alumno sepa cómo, cuándo y en qué dedicar su esfuerzo. Volviendo al ámbito
deportivo diríamos que el esfuerzo debe seguir las pautas del entrenador, tener
un sentido, planificado según deporte y objetivos…etc.
Con un ESFUERZO INTELIGENTE sí se
llegaría a la recompensa, al ÉXITO (alcanzar lo que quiero ser a partir de
pequeñas metas y lograr avanzar de acuerdo a mis aptitudes y posibilidades).