Últimamente, lo relativo a la "innovación" está sujeto a debate entre profesionales de la docencia. Especialmente, los enfoques metodológicos son centro de diferentes opiniones así como lo relativo a evaluación, contenidos o los deberes escolares.
Se define "innovar" como "mudar o alterar algo, introduciendo novedades". Es ahí donde concibo la innovación, no como cualquier novedad sin planificación, sino todas aquellas actuaciones que provocan que haya aprendizaje a partir de un contexto, unas necesidades, unas características, unas edades o etapas...etc. Creo que este sería el punto de consenso.
Utilizo método ABN para matemáticas, Apendizaje Basado en Proyectos, Aprendizaje Basado en Problemas, cooperativo... pero siempre adaptándome a los parámetros antes citados y de acuerdo a nuestro proyecto educativo. Dar a todos lo mismo y de la misma manera he comprobado que no funciona.
No podemos negarnos a evolucionar, a mejorar y a reciclarnos porque trabajamos con personas a las que hay que diseñarles contextos adecuados de aprendizaje, que sean capaces de producir, de tratar la información...etc. Todo cambio supone un esfuerzo inicial pero que seguro después provocará una mejora en todos los sentidos.
He leído críticas a metodologías hechas desde el desconocimiento o prejuicios que se tienen sobre dichas actuaciones. El rigor en las opiniones debe estar siempre presente y teniendo en cuenta que la práctica siempre tiene (o debe tener) en cuenta al alumnado como eje principal, de ahí que nada sea blanco o negro sino que hay una gran escala de grises. Un ejemplo de ello es la controversia entre "memoria, sí y memoria, no". Mi opinión es que aprender de memoria para repetir sin entender no es aprendizaje, pero la memoria de carácter flexible, cognitiva y de aplicación es la que sirve para generar aprendizajes activos.
No es más que un ejemplo de cómo trabajaría en el aula desde un apropiado enfoque metodológico que, además y muy importante, debe estar en conexión con la evaluación. Metodología y evaluación deben ir de la mano, no se entendería una sin la otra. Es una de las razones por las que todavía cuesta todavía trabajar por competencias que, por cierto, no debería considerarse como algo "nuevo" puesto que aparecen en el 2006. Una metodología tiene éxito (habrá evidencias de aprendizaje), cuando se fundamenta en una evaluación que tiene en cuenta el identificar errores, entender por qué se han cometido y diseñar medidas para poder superarlos.
También se habla de lo inapropiado de experimentar con niños y niñas, pero no se cuestionan prácticas inamovibles que no dan resultado. En la mayoría de ocasiones se trata de adaptar a nuestro contexto lo que ya se ha comprobado que ofrece resultados, contar con la experiencia de otros centros o de otros docentes, de ahí la necesidad de compartir y de un adecuado plan de formación.
Debemos buscar la solución a problemas reales y cotidianos como el enseñar a pensar, a reflexionar, al esfuerzo estructurado y guiado (cantidad no siempre es calidad), al espíritu crítico, a la significatividad del aprendizaje, a compensar dificultades provocadas con contextos desfavorecidos... etc. Negarnos a buscar solución y hacer "lo mismo de siempre desde hace veinte o treinta años" es el verdadero perjuicio para el alumnado.
No se trata de buscar recetas mágicas sino prácticas que produzcan aprendizajes. Es importante compartir, leer, debatir, probar, exponer... como medio de formación para que la innovación no quede como una prueba puntual descontextualizada.
Para terminar, volver a insistir sobre una idea ya expresada: si no cambiamos la forma de evaluar, de concebir la evaluación con un importante peso formativo, todo cambio o mejora en la metodología no tendrá incidencia en el aprendizaje. Para esta relación entre metodología y evaluación hemos propuesto un diseño de los indicadores de evaluación, convertirlos en aliados dentro de la UDI más que en "enemigos". El éxito de una metodología debe estar basada en evidencias de aprendizajes y estará fundamentada en la evaluación (diseñada para identificar resultados, progresos, tomar decisiones...). Con diferentes metodologías aplicadas en el aula en diferentes momentos o distinto alumnado se obtendrían mismos resultados si la evaluación sigue siendo la misma y con mismo enfoque.
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