A menudo, la
palabra "estudiar" se asocia con un trámite tedioso cuyo único
objetivo es aprobar un examen. Cuántas veces hemos visto mensajes en
carteles como el “Te ayudamos a aprobar”; o el repetir muchas veces un texto o
definiciones, sin llegar a entender o saber su aplicación, solo para
reproducirlo en clase. Esto se relaciona con la reproducción de prácticas que
siguen un modelo de sistemas educativos anteriores o con formas de evaluar que
no están adecuadas ni a la normativa actual ni a las evidencias científicas
sobre desarrollo personal o social de las personas que aprenden.
Estudiar se
vincula a aprender, a la evaluación formativa, es un proceso de metacognición que implica prácticas de evocación en clase, de autoevaluación guiada, de práctica espaciada…
Estudiar no es
exclusivamente lo que el alumnado hace en su casa, sino que implica unas
estrategias metodológicas en el aula, un aprendizaje de herramientas, una
continua información. Debe ser un proceso de doble vía que nos aporte
dos beneficios cruciales:
- Aprender (la meta inmediata): Adquirir conocimientos sólidos y significativos, siendo la
consecuencia natural de este aprendizaje el aprobar materias.
- Aprender a Aprender (la meta a largo plazo): Desarrollar las rutinas, procesos y estrategias mentales que
nos permitirán abordar cualquier futuro aprendizaje. Esta es la
verdadera competencia que, relacionada con el resto, asegura su
éxito continuo, un avance en nuestro desarrollo. Y en esta parte también
incluimos aquella línea metodológica que se lleva a cabo y que no siempre
se identifica con conocimiento, éxito o aplicación inmediata (de ahí el
“esto, ¿Para qué me va a servir?). Por eso es muy importante informar,
implicar o hacer ver a alumnado y familias qué se persigue.
Al integrar
buenas técnicas de estudio como metodología, no solo nos permitirá aprender
sobre la materia objeto de dicho estudio, sino que el alumnado está invirtiendo
en su capacidad de transferencia de conocimientos o destrezas y en su autonomía
para seguir aprendiendo
La Base: De la Comprensión Lectora a la Organización del Conocimiento
Una rutina de
estudio eficaz comienza con el dominio de la comprensión, como parte de la competencia
en comunicación lingüística. No podemos razonar sobre lo que no hemos
entendido. Por ello, la comprensión lectora es la condición previa e
indispensable para cualquier técnica posterior.
Una vez que el
texto ha sido comprendido, el siguiente paso es la organización de la
información. Esto es vital porque el cerebro aprende mejor cuando ve la estructura,
las jerarquías y las relaciones entre los elementos, creando una base de
conocimiento sólida.
Las Fases Clave para Estructurar el Aprendizaje
El proceso de
estudio debe ser activo, consciente y reflexivo, y se desarrolla en las
siguientes fases al organizar la información mediante esquemas, mapas mentales,
pensamiento visual…etc.
- Aclarar y Comprender el Vocabulario: Identificar y buscar el significado de términos desconocidos, técnicos o ambiguo. La finalidad es eliminar barreras de comprensión. Si no conocemos las "piezas", no podemos construir el "edificio".
- Diseñar la Estructura (Borrador de Relaciones): Una vez comprendido el texto, se debe identificar la idea principal y las ideas secundarias que la sustentan. Es crear un borrador mental o escrito que establezca el "esqueleto" de la información, definiendo qué conceptos dependen de cuáles.
- Organizar la Información con Herramientas Gráficas: Utilizar organizadores gráficos para representar visualmente la estructura diseñada en la fase anterior.
- Esquemas
(de llaves o numéricos):
Ideales para jerarquías y subpuntos.
- Mapas
Conceptuales: Fantásticos para mostrar relaciones
explícitas entre conceptos mediante palabras de enlace
- Mapas
Mentales: Útiles para generar ideas y
asociarlas a partir de un concepto central, fomentando la
creatividad y la memoria visual.
- Pensamiento Visual: Incorporar dibujos e iconos para fijar conceptos de forma más comprensible y en relación a una memoria útil de trabajo
- Relacionar Ideas Clave y Desarrollar Comprensivamente: Una vez que el conocimiento está organizado, el objetivo es relacionar las ideas clave y ser capaz de explicar por qué la información está organizada de esa manera. Ejemplo; no es suficiente saber las partes del aparato digestivo o los diferentes aparatos de la función de nutrición por separado; sino, comprender el proceso, qué función tiene cada fase y cómo se relacionan la digestión, circulación y respiración.
La Meta Final: Memoria Comprensiva y Reflexión
El último
peldaño es conseguir que la memoria no sea un simple almacén de frases
para repetir, sino un motor para la reflexión y el razonamiento.
Supone un esfuerzo pero con sentido real de aprendizaje, un esfuerzo con
necesaria implicación tanto de dicho alumnado como del docente al planificar
acciones.
Estudiar no es
memorizar para repetir sin entender. Es utilizar
la memoria de manera comprensiva, es decir, recordar los conceptos clave
y sus relaciones para poder desarrollar una explicación propia,
coherente y profunda sobre el tema.
Esto les
permite no solo responder a una pregunta directa, sino también transferir
ese conocimiento a un nuevo contexto o problema, a nuevos aprendizajes de
posteriores fases o etapas. Es la evidencia de que han adquirido la
competencia de aprender a aprender y esto, siendo uno de los aspectos más
difíciles de desarrollar, constituye un elemento esencial en la formación
integral del alumnado.

