Muchas de las entradas de este blog las dedico al trabajo directo en el aula para conseguir un aprendizaje significativo, competencial, que potencie el desarrollo de destrezas y conecte con la realidad, aquella en la que las personas deben desenvolverse y deben cambiar para mejorar cada día.
Una de las estrategias a considerar es la disposición por grupos en clase para trabajar el aprendizaje cooperativo (o colaborativo según el enfoque que se le otorgue). Con ello, además de conseguir una considerable mejora del rendimiento, se produce una
motivación por el aprendizaje al estar en un contexto más motivante dentro de
la participación. En este sentido cobra especial relevancia el desarrollo de la
responsabilidad, el esfuerzo con sentido y la autonomía. Paralelamente, la tolerancia y la cooperación es uno de
los puntos fuertes de esta disposición y dinámica de clase. No hay que olvidar
que, en el día a día, interaccionamos con muchas personas, el ser humano es un ser social, y la escuela
debe formar en ello.
Y, además, la naturaleza de esta metodología de trabajo (que se combina y relaciona con muchas otras) hace que se integren todas las competencias y con un gran potencial de posibilidades relacionadas con dicha metodología y con el propio carácter formativo de la evaluación.
Y, además, la naturaleza de esta metodología de trabajo (que se combina y relaciona con muchas otras) hace que se integren todas las competencias y con un gran potencial de posibilidades relacionadas con dicha metodología y con el propio carácter formativo de la evaluación.
Hay multitud de teorías, enfoques, propuestas... etc, pero ante todo habrá que tener en cuenta el contexto en el que nos vamos a desenvolver y su adaptación. Así, a partir de las estructuras propuestas por Spencer Kagan se pueden proponer diferentes formas de llevar al día a día el aprendizaje cooperativo.
De esta forma, podemos concretar diferentes aspectos de mejora:
De esta forma, podemos concretar diferentes aspectos de mejora:
La ayuda y la explicación recíproca
Integración
Se proporcionan experiencias en las que los miembros
de los distintos grupos cooperan en la consecución de objetivos compartidos.
Dicha cooperación favorece la tolerancia y la integración de todos los alumnos.
Diversidad de opiniones
El trabajo en grupo permite distintos puntos de vista
a la hora de tomar una decisión. Esto enriquece el trabajo y desarrolla la
comunicación lingüística (base de todo aprendizaje).
Cambios en el papel del profesor. La enseñanza
cooperativa
El papel del maestro deja de estar centrado en él,
siendo guía, y pasa a ser compartido por toda la clase. Este cambio hace que el
profesor pueda y deba realizar actividades nuevas y, además, pueda hacer un
mejor seguimiento individualizado de cada alumno. Todo lo contrario de lo
que muchas veces pueda pensar, que trabajando por grupos sólo se evalúa
al grupo y el trabajo individual queda "olvidado". De esta forma, el
trabajo en grupos hace que el docente actúe mediante las siguientes premisas:
- Enseñar a cooperar de forma positiva.
- Observar lo que sucede en cada grupo y con cada
alumno.
- Prestar atención a cada equipo para resolver los
problemas que puedan surgir.
- Proporcionar reconocimiento y oportunidad de
comprobar su propio progreso a todos los alumnos.
Amplitud de conocimientos
Un equipo dispone de más información que cualquiera de
sus miembros en forma separada ya sea por lo que cada uno pueda aportar o por
lo que en conjunto puedan conseguir.
La participación hace aumentar la aceptación
Las decisiones que se toman con la participación de
todo el equipo tienen mayor aceptación que las decisiones tomadas por un solo
individuo.
Desarrollo expresión oral y comprensión
El hecho de que haya cooperación hace que unos a otros
se ayuden y se expliquen, debatan, pregunten dudas…Todo ello favorece un óptimo
desarrollo de la comprensión y de la expresión oral
Desarrollo del razonamiento
Unos y otros cooperan. El que tiene dudas pregunta y
el que ha alcanzado un mejor aprendizaje, le explica. Tanto de una parte como
de otra se potencia el aprendizaje, ya que no hay mejor forma de asentar los
mismos que tener que explicarlo y razonarlo.
Facilidad adaptar tareas y evaluación
Las tareas se adaptan al ritmo de cada grupo y de cada
individuo con la ayuda del maestro y, por tanto, la evaluación. Ellos mismos
también van marcado los pasos para alcanzar la tarea y los diseñan de acuerdo a
sus intereses y necesidades
Desarrollo de la autonomía
Aunque pueda parecer lo contrario por el hecho de
trabajar en grupo, esta dinámica favorece la autonomía puesto que se aprende a
planificar la tarea o acciones a realizar (que aunque sea en grupo, se
extrapola a su práctica individual), a tomar decisiones, a intervenir…
Se proponen algunas actividades como dinámica de clase en diferentes áreas. Se pretende que forme parte de una metodología que ofrezca respuesta al carácter integrador del currículum:
Como se ha dicho anteriormente, el tratamiento colaborativo o cooperativo puede depender del enfoque que pretendamos otorgarle. Hay diferentes técnicas que podemos aplicar de manera básica.
El trabajo en equipo viene justificado dentro de la propia normativa como así se muestra en la siguiente imagen. Además, al ser este artículo una breve pincelada, podemos acudir a multitud de documentación de autores como los que se proponen en la citada imagen:
Incluso podemos centrarnos en qué evaluar a través de los indicadores. Aquí un ejemplo en segundo ciclo:
No podemos olvidar que una buena autoevaluación y/o coevaluación son importantes para lograr una mayor implicación y aprendizaje. La rúbrica puede ser un adecuado instrumento para ello, pues propicia todos los elementos especificados en la justificación, además de favorecer la propia identificación del alumno sobre su aprendizaje.
Y, para terminar, algunas situaciones tradicionales a las que podemos dar un diseño diferente al aplicarlas en el aula:
En definitiva, una metodología facilitadora de aprendizajes que se puede aplicar en diferentes niveles según formación, pero que garantiza, entre otras competencias, el tratamiento de la competencia en comunicación lingüística.
Incluso podemos centrarnos en qué evaluar a través de los indicadores. Aquí un ejemplo en segundo ciclo:
No podemos olvidar que una buena autoevaluación y/o coevaluación son importantes para lograr una mayor implicación y aprendizaje. La rúbrica puede ser un adecuado instrumento para ello, pues propicia todos los elementos especificados en la justificación, además de favorecer la propia identificación del alumno sobre su aprendizaje.
Y, para terminar, algunas situaciones tradicionales a las que podemos dar un diseño diferente al aplicarlas en el aula:
En definitiva, una metodología facilitadora de aprendizajes que se puede aplicar en diferentes niveles según formación, pero que garantiza, entre otras competencias, el tratamiento de la competencia en comunicación lingüística.
Hay que compaginar el aprendizaje individual, fomenta la autonomía y permite atender mejor las necesidades de cada alumno, y el cooperativo, fomenta el trabajo en equipo y la socialización.
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