sábado, 18 de enero de 2020

SOBRE EL "PIN PARENTAL"


Antes de comenzar, explicamos qué es el Pin Parental: Se entiende como autorización expresa que han de dar las familias para que sus hijos asistan a algunas de las actividades complementarias del centro  y que serían  tales como “Charlas o talleres con carga ideológica o moral contrarias a sus convicciones” (entrecomillo porque así se ha indicado en las intenciones normativas). Hay que señalar que estas actividades forman parte del currículum oficial y, por tanto, obligatorias y evaluables.  Actualmente, las familias tienen información de todas las actividades complementarias que se organizan en los colegios y, no confundir, se pide autorización cuando dichas actividades implican salida del colegio.

Esto no va de derechas ni izquierdas, de partidos políticos o incluso de patria potestad (quizás muchos se han quedado con la  introducción de la ministra en sus declaraciones, puede que no muy bien utilizadas, y no se ha ido más allá para entender el contexto. De ello se han aprovechado las guerras políticas)

Es necesario diferenciar convicciones familiares de derechos humanos. El desarrollo y respeto a los derechos humanos no debe ser una convicción sino un deber constitucional que los docentes, desde la educación,  tenemos que transmitir. Y debemos hacerlo porque los niños son sujeto de derecho propio como así lo recoge la Constitución y la Convención de derechos del Niño (Naciones Unidas).

Como la educación es un derecho de los hijos no se debe vetar aquellas que precisamente educa en valores y desarrollando respeto a la diversidad, la igualdad, convivencia…  permitiendo construir una sociedad cada vez mejor. Los valores  se tratan en el currículum de manera transversal, completando la formación integral del niño. En este sentido, es cierto que las familias transmiten valores fundamentales a sus hijos, pero la escuela ejerce la impronta de unos valores universales más allá de las áreas de conocimiento.

Se comentan que estas actividades adoctrinan y no es, ni mucho menos, así. Estas actividades forman para, entre otros valores ya citados,  cuestionar el adoctrinamiento, aprender a pensar, a razonar, a analizar la realidad que nos rodea. El desarrollar el pensamiento crítico es uno de los pilares de la escuela y no debemos privar al alumnado de ello porque es necesario para formarse como persona y convivir en sociedad.

Todo esto nos puede llevar a condicionar materias. Un ejemplo: Imaginad que los “terraplanistas” no quisieran que en clase se hablara de la rotación y traslación; o aquellos que no permitieran hablar sobre cómo evolucionan las especies.

Al final, esto no hace más que poner en duda la labor de la enseñanza pública y el rigor con en el que en ella se trabaja. Los docentes estamos muy convencidos de lo que hacemos y así lo explicamos a las familias. Confiad en que todo lo hacemos con sentido común, déjense de guerras, de buenos y malos, que no hacen más que politizar la educación, porque esto no va ni de derechas ni de izquierdas, es de formar unas personas que convivan en una  sociedad cada vez mejor, y para ello contad con nosotros.